La semana pasada con el empate del FC Barcelona pensé, ya está, ya llegó el momento, el Barça este año lo ha perdido todo. Lo que a principio de temporada era solo una visión de los aficionados más pesimistas y lo más deseados entre algunos sectores madridistas se había convertido en realidad; pero por azares del destino, el Atlético de Madrid perdía ante el Levante y el Real Madrid empató con el Valencia.

Y de repente el Barça vuelve a tener opciones de liga aunque no se reciben con demasiada euforia en un club que ya no pensaba en esta temporada y comenzaba el proyecto del próximo año. Un proyecto que es la última bala en la recámara en la pistola de una junta directiva desastrosa, incapaz y presuntamente corrupta. Un equipo de personas que han llevado a cabo una gestión estéril, pobre, y que sin duda no está a la altura del FC Barcelona.

Entre conversaciones “secretas” con Luis Enrique, algunos rumores que salen de Tetrabriks, diciendo que el club está intervenido por Qatar y demás hienas que aprovechan a comer la carroña de un equipo herido deportivamente y emocionalmente tras la muerte de Tito Vilanova. Entre esto, aparece un Real Madrid en versión baja en sodio contra un Valladolid que mantuvo el tipo y empató un partido crucial para el Madrid….. O tal vez no.

Me explico, quizá al Real Madrid le interese “echar a pelear a los perros entre si”, con vistas a conquistar la ansiada “décima” Champions League, y que el Atlético esté pensando en los dos títulos. Y por otra parte lanzo una pregunta: ¿Debe ganar el Barça la liga? Algunos fans incondicionales del club dirían rotundamente que sí, yo sinceramente creo que el Barcelona no debe ganar esta liga, debe saborear el absoluto fracaso y la sequía de títulos, para poder llevar a cabo con contundencia la profunda reforma que necesita el club, y no relajarse en esta labor ante las mieles de un triunfo que a mí me sabría a poco.